Cada 25 de mayo, la comunidad internacional conmemora el Día de África, una oportunidad para reflexionar sobre los avances y desafíos del continente. En esta ocasión, hemos leído y extractado algunos artículos de la revista Mundo Negro de mayo de 2025 que ofrece un análisis centrado en la juventud africana y su impacto en la desarrollo social y económico de la región.
África, el continente con la población más joven del planeta, enfrenta un panorama complejo. Se estima que para 2030, el 75% de sus habitantes tendrá menos de 35 años, lo que subraya la importancia de atender las necesidades y potencialidades de su juventud. Sin embargo, a pesar de la percepción común, no toda la juventud africana emigra; una parte significativa lucha por acceder a la capacitación y el empleo en un entorno marcado por problemas de gobernanza, inseguridad y crisis económicas.
Una encuesta realizada en 2024 entre 5.604 jóvenes de 16 países africanos revela que el 60% de la población juvenil está insatisfecha con la gestión gubernamental y considera la emigración como una opción. La corrupción aparece como la principal causa de esta insatisfacción, con un 88% de los cameruneses y un 22% de los ruandeses señalándola como el principal problema, evidenciando las disparidades entre países.
Frente a estos desafíos, organismos internacionales trabajan en iniciativas para promover el empleo juvenil. La Unión Africana (UA) ha establecido diversos marcos, como la Carta de la Juventud (2006) y la Declaración de Malabo (2013, ratificada en 2023), además de crear la Oficina del Enviado del Presidente para la Juventud. Esta oficina impulsa campañas como “Make África Digital”, orientada a reducir el desempleo mediante tecnologías digitales y energías renovables.
Proyecciones de la Agencia Internacional de Energías Renovables indican que, si se implementan políticas adecuadas, en una década podrían generarse hasta 4 millones de empleos en el sector energético africano. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que sectores como las energías renovables, la gestión de residuos y los recursos naturales podrían crear hasta 60 millones de empleos en los próximos años.
Ejemplos concretos ilustran estos avances: en Marruecos, la central solar Noor ha generado mil empleos, mientras que en países de África del Este, las industrias solares no conectadas a la red han creado más de 350.000 empleos. En el sector agrícola, tecnologías de precisión y modernización han permitido que países como Etiopía empleen a un 85% de jóvenes en actividades agrícolas sostenibles. En Nigeria, la empresa Wecyclers ha convertido residuos en energía, generando 25.000 empleos y proyectando crear en el sector hasta 200.000 en el futuro.
Asimismo, la demanda de espacios urbanos sostenibles y técnicas de construcción ecológica está en aumento, reflejando una tendencia hacia ciudades más verdes y eficientes. La campaña “Make África Digital”, en colaboración con Afreximbank y Google, ha capacitado a más de 4.000 jóvenes en competencias digitales, buscando cerrar la brecha tecnológica que limita el desarrollo del continente.
No obstante, la gobernanza sigue siendo un reto. El índice Ibrahim de Gobernanza Africana (IIAG) revela que tres de cada cuatro africanos viven en países donde la calidad institucional ha empeorado desde 2014. La expansión de regímenes autoritarios, apoyados por potencias extranjeras que buscan asegurar recursos minerales estratégicos, ha contribuido a esta situación. China, Rusia, Estados Unidos, Francia e Inglaterra mantienen una competencia geopolítica que afecta la estabilidad política y social.
La desconfianza en las instituciones y la crisis de gobernabilidad han llevado a un aumento en los golpes de Estado y en la inestabilidad política en varios países africanos, como Guinea-Bissau, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Sudán y Gabón. La proliferación de regímenes autoritarios y la pérdida de confianza en los líderes políticos agravan los desafíos para el desarrollo sostenible y la participación ciudadana.
En este contexto, la Unión Africana ha impulsado iniciativas como la creación de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA), que busca consolidar un mercado único para bienes y servicios en el continente. Sin embargo, aún enfrenta obstáculos, especialmente en la promoción de la libre circulación de personas, un factor clave para potenciar la empleabilidad juvenil y fortalecer la participación en procesos de toma de decisiones.
Para que estas iniciativas tengan éxito, es fundamental restablecer la confianza entre los jóvenes y sus gobernantes. Esto implica fortalecer las instituciones, formar líderes comprometidos y promover una gobernanza inclusiva y transparente.
En definitiva, la juventud africana representa la esperanza y el motor del cambio que el continente necesita. Con su energía, creatividad y determinación, los jóvenes están demostrando que pueden ser agentes de transformación, impulsando innovaciones, promoviendo la gobernanza participativa y construyendo un futuro más justo y sostenible si se les brindan las oportunidades, la educación y el apoyo necesarios.
Este apoyo vendrá de las instituciones nacionales, pero también de las internacionales a través de la cooperación al desarrollo que con su financiación permiten a las ONGD realizar proyectos para mejorar la vida de las personas de los paises africanos más empobrecidos.
Con todo ello, la historia aún está por escribirse y estamos seguros que África, con una juventud preparada, será el continente del futuro.
